Y no lo digo yo. Lo dijo tu amigo, lo dijo tu novio, lo dijeron todos.
Pero yo seguía ahí.
Me rechazaste, me odiaste y jugaste conmigo. Con tu guitarra me golpeaste, sin tener en cuenta que soy de hierro, que ya nada me afecta.
Y entonces, me eliminaste de tu vida. Era demasiado tener a un esclavo a tus pies que hubiera hecho cualquier cosa por ti.
Abriste tus mazmorras y te fuiste al Nuevo Mundo, dejando a quien más te quiso. Y a mi, un pobre soñador, en el barro tirado.
Me gustaría robarte por fin un beso, ese que te negaste a darme un día, y que preferiste canjear por un golpe al corazón del que nunca me recuperé.
Un melocotón entristecido. "
Nota encontrada dentro de un saquito de lana a los pies de una hoguera en la noche de San Juan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario