Tengo ganas de que me devores
y ni siquiera existes.
Sueño con tus dientes en mi piel
uñas en mi espalda, deliciosos puñales
pero desaparecen.
Trato de recordar cómo era tu pelo,
antes de que se consumiera
entre amargura y otros sentimientos.
Ojalá algún día vuelvas a buscarme
con tus colmillos bien afilados
perfectos para morderme el cuello.